En memoria de Gregory Rabassa

Martin Boyd

Gregory Rabassa (1922-2016)

Gregory Rabassa (1922-2016)

El mundo de la traducción literaria perdió a una de sus figuras más importantes el mes pasado con el fallecimiento del traductor estadounidense Gregory Rabassa. Con el estallido del llamado “boom” latinoamericano de la década de 1960, cuando escritores como Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa y Julio Cortázar llegaron a la fama mundial, fue Rabassa quien dio vida a sus obras maestras en la lengua inglesa con sus traducciones minuciosas. Por su traducción de Rayuela de Cortázar, una de las primeras novelas latinoamericanas en recibir atención internacional, Rabassa ganó el Premio Nacional de Traducción en Estados Unidos en 1967. Sin embargo, de todas sus traducciones la más leída ha de ser su traducción de Cien años de soledad, una de las obras literarias más importantes del siglo XX, cuyo autor García Márquez le calificó a Rabassa como “el mejor escritor latinoamericano en el idioma inglés”.

Rabassa nació en el suburbio de Yonkers, Nueva York, en 1922, y creció en una finca en Hanover, New Hampshire. El hijo de un migrante cubano y una neoyorquina, el ambiente bilingüe de su infancia lo llevó a tener un gran interés en cuestiones lingüísticas, por lo que estudió Lenguas Romances del Dartmouth College. Su primer trabajo fue como criptógrafo en el ejército estadounidense durante la Segunda Guerra Mundial, trabajo que Rabassa definía en sus memorias como el principio de su carrera de traductor. Después de la guerra asumió el cargo de coordinador de traducciones del español y portugués para la revista literaria Odyssey, donde muchos escritores latinoamericanos que llegarían a tener fama durante el “boom” fueron publicados en inglés por primera vez. Fue gracias a este trabajo que recibió el encargo de traducir la obra maestra de Cortázar, Rayuela. Su traducción, Hopscotch, fue publicada en 1966, consolidando su reputación como uno de los traductores más importantes de la literatura latinoamericana al inglés.

Rabassa también tradujo, entre otros, El otoño del patriarca de García Márquez, Conversación en la Catedral de Vargas Llosa y Paradiso de José Lezama Lima. En 2001 recibió el premio a la Vida y Obra del PEN American Center por su contribución a la literatura hispana. También le fue otorgada la Medalla Nacional de las Artes en 2006 por traducciones que “mejoran nuestro entendimiento cultural y a enriquecen nuestras vidas”.

La filosofía de la traducción de Rabassa se basaba en una perspectiva del lenguaje como un fenómeno sumamente personal, según la cual “las palabras tienen un sinfín de matices posibles para cada individuo ya que existen en el subconsciente y se relacionan con alguna experiencia anterior”. En este sentido, la traducción es un proceso donde “la palabra personal del autor debe ser transformada en una palabra personal del traductor. Como siempre con la traducción, eso requiere una elección entre sinónimos. En el mejor de los casos, la elección del autor entre los sinónimos de su idioma fue realizada de una manera intencionada y consciente. Sin embargo, en muchos casos, y tal como debe ser, dicha elección se realiza de manera natural e instintiva: ‘Así es como quiero decirlo’. El traductor, también, debería trabajar a partir de esta aplicación natural de significado. ‘Así es como se dice en inglés’. Sin embargo, el traductor debería tener en cuenta que tanto él como el autor tienen sus ‘propias’ palabras”.

Gregory Rabassa TreasonSon los espacios de polisemia creados por las distintas matices del significado de las palabras donde surge la “palabra personal” del traductor. Se puede apreciar un ejemplo de este fenómeno en la descripción que ofrece Rabassa en su libro If This Be Treason (“Si esto es traición”) del razonamiento tras su “elección entre sinónimos” para traducir el título de Cien años de soledad:

“‘Cien’ es nuestro primer problema porque en español no lleva artículo, así que la traducción podría ser ‘one hundred’ o ‘a hundred’ […] Consideraba que el lapso de tiempo en cuestión era algo específico, como si de una profecía se tratara […]. El problema, claro, es que ambas interpretaciones son unidas para el lector en español […] pero un anglófono que lee el texto en español tendrá que decidir subconscientemente cuál significado aplica.”

Así, tal como el imaginado lector anglófono de Rabassa debe “decidir subsconscientemente” respecto al significado implícito, el traductor debe decidir, de manera consciente, cuál significado implícito explicitar en inglés… y de esta forma imprimir la traducción con su propia huella.

La voz del traductor también se oye en su decisión sobre cómo traducir la “soledad” del título:

“Opté por ‘solitude’ porque su significado es un poco más amplio y también contiene el germen de la palabra ‘loneliness’ si se sigue esa línea, tal como Billie Holiday tan elocuentemente lo demostró”.

Para Rabassa, la traducción siempre era un proceso plagado de ambigüedad y ambivalencia, y ninguna traducción puede llamarse una traducción “definitiva”. Se expresó siempre insatisfecho con sus traducciones, “incluso las más loables”. Sin embargo, dejó su huella personal, su propia firma, en todas sus traducciones, las cuales merecen ser reconocidas como obras literarias en sí mismas, “re-creaciones” literarias. En efecto, con el fallecimiento de Rabassa, el mundo ha perdido a uno de los mejores escritores latinoamericano en el idioma inglés

Citas tomadas del libro If This Be Treason de Gregory Rabassa.

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