Una historia de esperanza

Papalotero
Autor: Martin Boyd
Editorial: Editorial Ink
México, 2012

Reseña por Brian Kennedy

Martin Boyd describe Papalotero como una “historia de amor intercultural“, y la novela  ofrece, sin duda, una visión incisiva y a menudo cómica de los choques de perspectivas culturales que inevitablemente se producen en las ciudades tan abundantemente multiculturales como Toronto. Pero yo diría que el choque de valores que se explora en Papalotero es algo aún más esencial, algo que trasciende las fronteras culturales: un choque entre el deseo humano básico de controlar y regular la vida, y la valentía para abrazarla, vivirla y amarla plenamente, reconociéndola como el extraordinario accidente, o  milagro, que es en realidad.

La adopción de una perspectiva de la vida tan audaz no es nada fácil, sobre todo para la clase media de América del Norte, los que estamos acostumbrados a un entorno controlado y estable, donde ponemos  nuestro empeño para hacer que todo sea seguro y predecible. Como antídoto a la estabilidad de esta vida, Boyd plantea el concepto del “papalotero”; para ello proporciona una definición de diccionario a modo de introducción a la novela: “Uno de esos raros individuos lo suficientemente valientes como para dedicar su vida a hacer lo que les gusta, sin preocuparse de si la vocación elegida cuenta con la aprobación social, un paquete de jubilación o un plan dental”.

Teresa Jones, protagonista de la novela, es una joven que se ahoga en un mundo carente de “papaloteros”. Auto-proclamada “zopenca” en una familia de académicos excesivamente exitosos, Teresa ha luchado toda su vida solo para ser una persona común, y ahora, a los 19 años de edad, empieza a sentir que el sistema apesta. A modo de protesta, se ha negado a ir a la universidad y en su lugar y ha tomado un trabajo mundano con salario mínimo. En realidad, Teresa es demasiado inteligente, puede darle cien vueltas a su hermano Milton, un destacado estudiante de literatura en la “oh-so-prestigious” Universidad de Toronto, quien, a pesar de su sapiencia, no puede rivalizar con la agudeza de su hermana. Teresa es muy contreras, de pensamiento lateral, demasiado diferente como para que le quede la camisa de fuerza que su puritana familia parece haber preparado para ella.

Por otro lado, Elena, la mejor amiga de Teresa, ha prosperado en el mismo entorno controlado. Bonita, inteligente y socialmente hábil, Elena siempre ha seguido las reglas establecidas por la sociedad, o más concretamente, por su padre ultra-materialista, y siempre con buenos resultados. Sin embargo, cuando la tragedia  irrumpe de repente en su mundo privado, descubre que no tiene los recursos para enfrentarla.

En estos momentos entra Miguel Ángel, un curioso joven mexicano que se describe como “papalotero”. En una ciudad práctica y ordenada, una ciudad en auge de banqueros y grandes empresas, ¿qué podría ser más absurdo que volar papalotes para ganarse la vida? Sin embargo, es a través del prisma de la perspectiva de Miguel Ángel,  que vemos lo absurdo de los otros personajes, cuyas respectivas neurosis reflejan la simple verdad de que la seguridad material no puede garantizar una vida feliz y plena. Los papalotes de Miguel Ángel, llenando el cielo de Toronto, son un símbolo de la alegría con la que sale al encuentro de la vida.

Como comedia romántica posmoderna, Papalotero avanza a paso veloz y entretenido, mientras se desarrolla el raro triángulo de amor entre Teresa, Elena y Miguel Ángel. La pericia del autor en el uso del diálogo,  tan convincentemente real y, al mismo tiempo, intensamente ingenioso, impulsa la historia mientras que los diferentes personajes participan en una serie de justas verbales repletas de réplicas mordaces y malentendidos divertidos, pero en última instancia desastrosos.

La novela también cuenta con los elementos de misterio, ya que el carácter enigmático del “Papalotero” mantiene a Teresa y a Elena en duda sobre sus intenciones reales. ¿Puede realmente ser un papalotero profesional? ¿O acaso solo se trata de un despliegue fingido? ¿Cómo es que parece saber tanto acerca de ellas? ¿Es psíquico? ¿O simplemente es un psicópata? Por alocadas que sean sus hipótesis, no hay forma alguna de que adivinen la verdad acerca del misterioso mexicano, cuya misma existencia es de por sí, un milagro.

La trama da algunos giros sorprendentes, no obstante, la coherente voz narrativa de Boyd entreteje los distintos cabos con una fluidez notable. Su hábil forma de cambiar las perspectivas narrativas entre los personajes, una estrategia posmoderna que a veces puede resultar inquietante, funciona muy bien en este caso, sobre todo en una novela que satiriza de manera tan aguda las enormes brechas entre las distintas perspectivas individuales del mismo problema. En cierto sentido, estas diferencias son de índole cultural, como el origen mexicano de Miguel Ángel, elemento fundamental de su visión de la vida, tan diferente de la “ética protestante del trabajo” de la familia de Teresa, o la parecida “estoica creencia eslava en la importancia del trabajo arduo” del padre de Elena. Pero tal como se muestra en la novela, dichos estereotipos culturales no son definitivos y cualquier persona, en cualquier lugar, puede elegir ser un “papalotero”; no es fácil, pero sí posible.

¿Una historia de amor intercultural? ¿Una sátira? ¿Un misterio? ¿Comentario social? Todas las anteriores. Pero, sobre todo, una historia de esperanza.

Esta reseña se publicó originalmente en inglés en Amazon Book Reviews y se reproduce aquí con el permiso del autor.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *